Para que una reforma integral de la ley 30 de 1992 - Horacio Torres

Horacio Torres Sánchez
Profesor Emérito UN
Vicepresidente Academia Colombiana de Ciencias Exactas Físicas y Naturales
- Reformas y modificaciones
Desde el lanzamiento de la Ley 30, el 28 de diciembre de 1992 [6], por el cual se organiza el servicio público de la Educación Superior en Colombia, nunca ha sido reformada, aunque ha sido modificada parcialmente al menos en doce ocasiones. Y hoy es incontrovertible que la Ley 30 de 1992, incluso con sus modificaciones posteriores, no da respuesta a las necesidades actuales en formación profesional e investigación científica del país.
Ha habido intentos fallidos en dos gobiernos anteriores para reformarla. Por ejemplo, a finales del año 2010 la ministra de educación saliente radicó en el Congreso de la República el proyecto de reforma a la Ley 30, que pretendía “subsanar” los problemas de financiación de la educación superior colombiana, que estaba en contravía de lo exigido en las constantes movilizaciones nacionales.
Y otra durante el gobierno del presidente Santos que pretendía darle un giro y una gran dinámica al sector, con base en el evidente cambio en las estructuras del sistema. Un cambio en este intento de reforma fue la expedición de la Ley 1740 de 2014, sobre inspección y vigilancia, con amplios poderes al Ministerio de Educación, pero el modelo integral de educación superior continua aun sin resolverse.
- Propuesta actual de reforma
El actual gobierno nacional ha propuesto una reforma, que no puede limitarse al tema de desfinanciamiento estructural, pues en los últimos 30 años el sistema educativo colombiano ha crecido cuantitativamente en complejidad, en el mayor número de Instituciones de Educación Superior - IES, mayor número de estudiantes, porcentaje de cobertura y cualitativamente en aseguramiento de la calidad, diversificación de tipos de IES, internacionalización, movilidad y nivel de investigación científica de pocas IES, con las mismas estructuras del sistema, insuficientes para responder a las demandas sociales, productivas y de competitividad del país.
- Una reforma integral
Es muy pertinente para el país que la propuesta de la reforma de la ley 30 de 1992 se analice integralmente con una profunda discusión en las IES, las academias, las asociaciones, que determinen el modelo de educación de nuestra sociedad.
Para aportar al análisis, en este articulo me referiré solamente a tres de estos temas integrales, que pueden satisfacer las necesidades actuales en formación profesional e investigación científica del país:
- Los programas de doctorado nacionales,
- Modelos de Universidades y
- La ética en educación superior.
- a) Los programas de doctorado nacionales. Se iniciaron hace relativamente poco, en la última década del siglo pasado, es decir, coincidencialmente con el lanzamiento de la ley 30, hace apenas 30 años con el doctorado en ingeniería de la Universidad Nacional de Colombia. Aunque es poco tiempo para un proceso de largo aliento, las políticas públicas requieren actualizarse en ese importante proceso que debe estar muy relacionado con el avance en Ciencia, Tecnología e Innovación acorde con los problemas propios del entorno colombiano.
Es necesario que la sociedad conozca la importancia de un doctorado para el desarrollo del país, pues si la sociedad no conoce el significado de un doctorado, difícilmente lo valorará [1]. Es fundamental, en este sentido, afirmar que la formación doctoral debe estar muy ligada al entorno, con una visión interdisciplinar y acorde con la realidad nacional para lograr el desarrollo de capacidades de innovación, gestión y emprendimiento que en definitiva se verá reflejado en un futuro en mejores índices de competitividad y productividad.
En su libro “El estado emprendedor” [2], Mazzucato resalta el protagonismo del Estado en los procesos de innovación. Hace una defensa de su carácter productivo frente a una visión tradicional de éste como extractor y redistribuidor de riqueza. Aplicado este argumento a los doctorados nacionales supone la construcción de un fértil ecosistema de relación Universidad-Estado-Sector Productivo-Sociedad.
Un segundo elemento esencial en las propuestas de Mazzucato es la idea de Misión, donde aparece nuevamente una renovada intervención del Estado. Se trata de un Estado que fomente y cree riqueza y no solo que redistribuya la que otros crean, bajo el principio de riesgo compartido. Ese es el motivo por el cual la relación Universidad-Estado-Sector Productivo-Sociedad, debe plantearse en términos de Misión, de tal forma que se propongan objetivos concretos y permita una evaluación e impacto precisos mediante índices.
En resumen, se trata de un Estado que cree riqueza y no solo que redistribuya la que otros crean, bajo el principio de riesgo compartido.
Pensar en Misiones científicas interdisciplinarias de mediano plazo y no sólo proyectos puntuales de investigación para, así, lograr esfuerzos sostenidos en el tiempo que apunten hacia objetivos comunes en donde no sólo se articulen con el Ministerio de Ciencias, sino con los actores del SNCTI y centrados en problemas del entorno colombiano. Para ello dos referentes obligados son los ocho focos desarrollados en el informe de la misión de sabios [3] y las Agendas de Conocimiento que fueron desarrolladas por la Universidad Nacional durante varios años de discusión [4], [5].
No es simplemente fortalecer los procesos de investigación e innovación, sino de crear escenarios de generación de oportunidades pertinentes de investigación que generen nuevas tecnologías, nuevos procesos y finalmente nuevos productos y soluciones. De esta forma, la investigación, en el marco de una política pública de Ciencia, Tecnología e Innovación, fortalecida por la inclusión irrestricta de varios actores, hasta ahora al margen en muchos casos como la empresa, confluirían en nodos en los cuales los recursos de los sectores educación, estado y empresa, se fundirían en iniciativas que impulsarían diferentes modelos de fortalecimiento de la investigación y la transferencia de tecnología.
Figura 1. Propuesta de Misiones científicas Interdisciplinarias para el desarrollo integral de programas nacionales de doctorado.
- b) Modelos de Universidades. Las investigaciones en ciencia, tecnología e innovación de varias universidades colombianas se han transformado y requieren una organización diferente para que florezcan las innovaciones y la tecnología propia, con miras a encontrar soluciones a problemas nacionales en salud, energía, agua, desnutrición, etc.
Colombia se ha caracterizado por ser un país consumidor de tecnologías foráneas y no ha logrado ser un país generador de tecnologías, aunque existen excelentes ejemplos en el sector energético en desarrollo de transformadores y motores eléctricos o en el área metalmecánica, autopartes, desarrollo de software entre muchas otras, que muestran la gran capacidad y talento colombiano. Pero aún falta una decisión política que involucre los engranajes necesarios para incentivar la investigación e innovación propia y unir estos conceptos a la productividad, sin eliminar el espíritu académico de los investigadores. a nivel nacional. El país requiere espacios propios y autónomos de investigación a través de Centros, Institutos o Ciudadelas que potencialicen el trabajo interdisciplinario, más allá de la organización docente.
Hoy en día, la gran mayoría de las IES colombianas mantienen un modelo de organización por facultades, propias para formar profesionales. Sin embargo y contradictoriamente, el articulo 20 de la ley 30 vigente, reconoce únicamente un modelo de universidad para Colombia: Instituciones que demuestren tener experiencia en investigación científica de alto nivel y Programas de Ciencias Básicas, que muy pocas pueden demostrar.
Posterior a la Ley 30 se establecieron otros requisitos que son la base para la acreditación y el registro calificado de instituciones y programas curriculares. Las primeras dos exigencias del articulo 20 de la ley 30 muy pocas IES lo cumplen, como bien se demuestra en los diferentes ránquines internacionales, pero la gran mayoría de IES colombianas están enfocadas a la formación profesional, con muy poca experiencia en investigación científica de alto nivel, pero formando profesionales.
En principio se pueden contemplar, entonces, mínimo dos modelos: Universidades de investigación y Universidades de formación.
En la formación de profesionales Colombia cuenta con gran experiencia. La exigencias mínimas de calidad serían las mismas del artículo 1 del decreto 2566 de 2003, exceptuando la exigencia de formación investigativa.
Las Universidades de investigación, además de las exigencias del decreto 2566, deberán comprobar experiencia en investigación científica de alto nivel, mediante índices académicos internacionales, Programas de Ciencias Básicas y una organización basada en institutos o centros de investigación interdisciplinarias donde se desarrollen Ecosistemas 5 de Universidad- Estado- Sector Productivo-Sociedad, con base en una Misión científica interdisciplinaria.
Figura 2. Modelos propuestos de IES para Colombia
Los institutos o centros de investigación, autónomos administrativamente en diferentes áreas de investigación científica y tecnológica, son los que entregan sus conocimientos a través de los investigadores quienes hacen la necesaria relación docencia-investigación y llevan a cabo el proceso de recontextualización de selección y jerarquización de conocimientos científicos y tecnológicos, formados en un contexto y adecuados para tener sentido o utilidad en otro contexto. Un profesor no pertenecería a una facultad o a un departamento, sino al instituto de investigación que desarrolla conocimiento propio de un área, independiente del estrecho marco de un profesional, pero entrega su conocimiento de investigación, recontextualizado a la profesión, mediante la docencia y a su vez dirige tesis de maestría o doctorado de la universidad.
- c) Ética en educación superior. Tema que merece un capítulo aparte en su reforma.
En la vigente Ley 30, la ética solo se trata superficialmente en dos artículos, el 97 sobre “los particulares que pretendan fundar, la enseñanza estará a cargo de personas de reconocida idoneidad ética” y el articulo 129 sobre la “formación ética profesional debe ser elemento fundamental de todos los programas de formación”.
Hay una serie de valores que nunca deberán faltar, en ningún ámbito profesional y promover el comportamiento ético a nivel personal y ciudadano, a nivel profesional, explicitando valores validos para cualquier profesional: Respeto, Veracidad, Integridad, Responsabilidad y precisión, que deben ser profundizados en una reforma de la ley 30.
- La reforma no es suficiente
Aunque lo esencial es invisible a los ojos y muchos pensaran que la reforma de la ley 30 no es el camino, una política pública de Educación Superior acorde con la realidad nacional, permite pensar y actuar en que más de un modelo de universidad en Colombia, Misiones científicas interdisciplinarias de mediano plazo y la ética son elementos esenciales para el cambio de actitud en las personas y con ellas en las instituciones. Se requiere una “inculturizacion” como percepción y un quehacer que armonice la ley con la cultura.
Referencias
[1] “Significado de los Doctores en Ingeniería vinculados a la industria” Revista ACIEM Edición No. 145, Bogotá DC, 2021.
[2] Mazzucato, M. El Estado emprendedor, Ed. RBA, ISBN 9788491872771 , 2021
[3] “Colombia hacia una Sociedad del Conocimiento”, Informe de la Misión Internacional de Sabios 2019 por la Educación, la Ciencia, la Tecnología y la Innovación. Bogotá DC., Diciembre 5 de 2019
[4] http://investigacion.unal.edu.co/servicios/agendas-de-conocimiento/
[5] Torres, H., Neira, C. “Propuesta de Promoción de una política de investigación para la Universidad Nacional de Colombia” en: INVESTIGACION Fundamento para la Universidad Nacional del Siglo XXI, Dirección Nacional de Investigación DINAIN, Santafé de Bogotá, octubre 1998, 121-128.
[6] Ley 30 de Diciembre 28 de 1992, por el cual se organiza el servicio público de la Educación Superior. Congreso de Colombia.
